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ABEL CAMARA

Cómo el nacimiento de su hija fue el preludio de su nueva vida.

Fue hace ocho años y un poco de meses, que la vida de Abel se complicó mucho. Perdió su trabajo anterior debido a multitud de problemas personales, su hija estaba por nacer y él no tenía más que un trabajo en un puesto de tortas, llegó a tener tantas dificultades que le dio parálisis facial.

Abel sabía que trabajar de cajero no era ni su sueño, ni acorde con toda la experiencia que durante años adquirió, así que no dejaba de buscar trabajo; en una de esas ocasiones encontró que en Trattoria La Pasta estaban buscando a un asistente de cocina.

Se presentó a la entrevista de trabajo y el chef le puso un día de práctica; para Abel fue sorprendente darse cuenta de que con un día de trabajo y propinas en Trattoria consiguió una semana entera de sueldo en su empleo como cajero

La mañana siguiente, como todos los días, Abel tenía que ir a su empleo en aquel puesto de tortas, aún con los dolores y contracciones que su esposa tenía.

¡Sorpresa! En plena jornada laboral su esposa entró en labor de parto, nacería en cualquier momento su hija y Abel pidió permiso para asistir al suceso, permiso que no le fue concedido. 

Aún así, llegó antes de que su pequeña diera a luz y en esa pequeña sala de espera, el chef le llamó para decirle que se presentara a trabajar.

Abel no quería ir, su hija estaba por nacer y quería conocerla, así que le dijo que no corriendo el riesgo de no ser contratado; sin embargo, el chef, que también tiene una hija, sabía que la alegría de ver nacer a tu hijo no se le puede negar a nadie, simplemente le dio la noticia de que había sido contratado el fin de semana para que pudiera disfrutar de la alegría de ser padre.


Hoy nos da mucho gusto decir que, además de un gran jefe de cocina, tenemos a un gran ser humano entre nosotros.

Muchas gracias por todo, Abel.